Fantasía ¿Es acaso solo escapismo?

¿Será la realidad, será sus mecanismos? ¿Qué más nos dice?


Uno de los aspectos que más nos llaman la atención a los que somos asiduos lectores es precisamente cómo es que la literatura ocupa tanto tiempo de nuestra vida, es decir, llámese ficción o no ficción, independiente del género y el formato, pasamos gran parte de nuestra vida en sitios que no son precisamente ella misma. 

La razón por la que vamos a entrar en esta discusión es porque justo es el género de la fantasía, de todas las ficciones especulativas e imaginativas, la que más se acusa de existir por y para el escapismo.

¿Pero qué esto del escapismo?

Tal vez nos imaginemos a Houdini cuando mencionamos esta palabra, pero vamos más allá de lo físico. No es un secreto que la realidad a la que estamos sujetos no es precisamente adecuada o justa para gran cantidad de personas, por ello, desde los albores de la narración se pueden rastrear evidencias de cómo las historias ayudaban a evadir la realidad, desde breves momentos, como en una obra de teatro, hasta una historia que tomara determinada cantidad de días, y aunque no todas estaban dispuestas con este fin, gran parte de ellas suponían un alivio momentáneo de la realidad en un lapsus específico para ello.

Ahora bien, sea a través de la historia diaria de Scherezade en Las mil y una noches, la narración que hacía Viasa a Ganesha en el Mahabharata, o las leyendas que se heredan de generación en generación, han existido momentos para poder permitir a las historias formar parte de nuestras vidas. Entonces ¿cuál es el dilema que nos plantea la fantasía y por qué se le acusa de ser escapista en relación con otros géneros?

En una meditación sencilla y que no toma mucho esfuerzo cualquier persona lectora podrá reflexionar que el acto de la lectura en sí presupone establecer un lapsus para poder acceder a otro escenario, sea mimético o no, por lo que aún independiente de que la obra sea una biografía interpretada con el mayor grado de detalle, accedemos a una realidad que no es la nuestra para conocer aquello de lo que no nos hemos enterado y así, nos adentramos en la trama. Se puede reflexionar entonces que, así sea una historia realista o de cualquier género, hay una interrupción momentánea de la realidad propia del lector para ajustarse a otra, por lo que podemos dejar de lado este primer asunto pues no se puede acusar injustamente a ningún género de un punto en el que coinciden todos.

¿Serán sus elementos?

Para nadie es desconocido que una gran parte de la fantasía recurre a elementos no habituales en nuestra realidad, escenario, ambiente, época, criaturas, poderes, aunque como es habitual en algunos casos, se parte de una época conocida o un hecho histórico para brindar contexto, estos elementos dirigen al lector a un entorno al cual no tiene acceso, o bien, solo a través de su imaginación, y es aquí donde existe la habitual crítica al género por su determinación para evitar la realidad, sobretodo moderna.

Estos mecanismos, deben funcionar por sí mismos en una lógica que el escritor, como artista y creador, debe sujetar entre ellos para que exista algún grado de coherencia interna que permita determinar con naturalidad las secuencias, acciones e intenciones de los personajes, con el fin de que esto permita al lector anclarse y establecer paralelos mentales para terminar la historia según las reglas y requisitos del mundo creado.

No obstante, lo anterior es una característica común de los géneros especulativos e imaginativos, ya que ellos también presentan elementos que ayudan al lector a dilucidar aspectos de la trama que de otra forma no tendrían sentido, un ejemplo de ello serían el elemento fantástico disruptivo del terror o bien los entornos futurísticos y la tecnología de la ciencia ficción. En este punto es importante señalar que existe una diferencia entre lo fantástico como concepto y la fantasía, pues el primero atañe a aquellos elementos que irrumpen con la realidad, siempre en contacto con ella, mientras que la fantasía opera fuera de la realidad, no hay irrupción ni digresión con respecto a ella pues sus elementos funcionan internamente con naturalidad, en mundos creados con una lógica donde solo el autor decide que es o no disruptivo para su creación.

El elemento que más se puede destacar entonces es la temática, ya que si colocamos como ejemplo al lado de la fantasía las otras dos ficciones de género más conocidas, ciencia ficción y terror, podemos observar que poseen diferencias más que notables, en donde la ciencia ficción evalúa el entorno sea inmediato o futuro para plantear hipótesis que permitan hacer cuestionamientos sobre gran variedad de temas, mientras que el terror utiliza mecanismos que influyen en la mente del lector para desencadenar miedos y sensaciones de incomodidad. Es entonces cuando la fantasía demuestra como su mayor componente, el factor imaginativo, asume posibilidades que no pertenecen a nuestra realidad ni son posibles dentro de ella, como lo son el uso de la magia, la creación de entornos no factibles por ningún medio físico y la existencia de seres no ajustados a la realidad.

A la luz de lo anteriormente descrito, se puede observar que entonces de los géneros en discusión, la fantasía es la que parte de elementos no reales ni factibles y que conlleven un ejercicio imaginativo alejado en mayor medida de la realidad cotidiana. Pueda ser esta la razón por la que de los tres, se asume una mayor intención lectora por la evasión a través de la fantasía. Discutamos.

Es visible que para gran cantidad de lectores de fantasía el entrar a un mundo que permite posibilidades ajenas a nuestra realidad es un gran punto de partida para estimular su imaginación y recrearse personalmente entre oportunidades momentáneas de estar fuera de lo que se conoce, esto no se puede dejar de lado pues es una realidad. Muchas veces la catarsis que proporcionan este tipo de experiencias son el gancho definitivo que ancla a una persona al género en específico, y en si no es un aspecto negativo como muchas personas lo puedan hacer ver, pues es un mecanismo natural y sano para lidiar con la realidad, siempre y cuando no conlleve un completo aislamiento.

Pero entonces, observando la capacidad de la fantasía para hacer volar la imaginación, tratemos aspectos puntuales que nos evidencien por qué no solo es escapismo.  

Los dones de la fantasía

Uno de los aspectos que ninguna literatura producida por un ser humano puede evitar, es precisamente que parte de un ser humano, lo que implica que el no exista como tal y porque sí, cada persona posee un contexto social específico, una época determinada, factores ambientales, culturales, religiosos y económicos que influyen en la conformación de su personalidad, por lo que la obra que genere va a tener estas caracteristicas tambien, esto es conocido como contexto de producción.

Como se conversa, esto no exime a ninguna obra, así contenga un alto grado imaginativo, ejemplo de ello se puede observar en la clásica Alicia en el país de las maravillas, en donde a pesar de sus enrevesados vaivenes, se pueden observar personajes propios solamente de la época victoriana, con profesiones pertenecientes a la época, como la del sombrerero y la inferencia que explica cómo su locura radica precisamente en que para la época estos fabricantes utilizaban mercurio y se exponen al metal de una forma altamente peligrosa, quedando locos como consecuencia, situación que no ocurre hoy día ni se logra entender del todo sin este contexto.

En otros textos de fantasía contemporánea es evidente como por ejemplo ha tenido influencia la cultura de derechos humanos para la población LGTBI, pues ha permitido la inclusión de personajes con características diversas afín a la realidad, no obstante, esto supone un logro reciente que permite observar como ningún género escapa de la cultura en la que nace.

Este punto es especialmente vital, pues a pesar de que como se ha mencionado, la fantasía requiere un ejercicio imaginativo no anclado a la realidad, parte de ella de otras formas que culturalmente permiten al lector establecer paralelismos que logren dar contexto a la obra y estudiarla, por ejemplo, no es lo mismo evaluar El brujo del cuervo de Ngũgĩ wa Thiong'o, en donde el contexto es político en un país imaginario donde aparentemente si existe la magia y el fin de la narración es satirizar las formas de gobierno dictatoriales, a revisar los escenarios de Todos los pájaros del cielo de Charlie Jane Anders, donde hay una carrera por detener al poder que rige desde la ciencia sobre todo el mundo tecnológico, a través de una combinación entre ciencia y magia.

Con el ejemplo brindado se puede manifestar como a pesar de ser un género relativamente alejado de la realidad, evalúa situaciones que pueden tener paralelos en ella.

Ahora bien, la fantasía de mundo creado, como las sagas de Juego de Tronos, Geralt de Rivia, La Rueda del Tiempo, El Señor de los Anillos, a pesar de estar situados en lugares no reales, también evalúan aspectos humanos, como lo son los valores personales, la muerte, el poder, la decadencia, incluso temas ambientales, por lo que no se puede desprestigiar tampoco ni seguir continuando con la perspectiva de que es un género menor, para niños o adolescentes, pues contiene elementos tan o más valiosos que la narrativa realista.

Algo importante que se debe rescatar también es el hecho de que la temática está sujeta a un propósito, una intencionalidad autoral que se sirve de los elementos propios de cada género según la impresión que pretenda dejar en el lector, por ello quien se plantee escribir fantasía no necesariamente debe justificar todo lo que existe en su mundo, pero puede utilizar sujeciones que permitan darle coherencia interna a la obra, por lo que ella posee un valor intrínseco en cuanto al esfuerzo imaginativo que debe hacer quien escribe, aspecto que elimina cualquier menosprecio que se pueda hacer sobre la calidad del autor en cuestión, pues no es para nada sencillo dar esta coherencia interna.

En último lugar pero lo más importante al hablar de la fantasía es entender como tiene la capacidad para, anclada a una irrealidad, ponernos en contacto con la propia, ya que no es sino a través de este ejercicio que el lector realiza un descubrimiento personal, y aunque este punto se puede compartir con otras ficciones especulativas, la fantasía especialmente trata las puntos y temas que no son de fácil acceso en otros contextos y entornos donde la imaginación no puede trabajar con tanta intensidad y apertura.

El recorrido que hicimos puede brindar algunos aspectos puntuales que hemos ido conversando a lo largo de la discusión académica, no obstante, es tan poca y limitada por el poco prestigio que tiene en estos entornos, que difícilmente se llega a dar con todo lo que se puede hablar sobre el tema, por lo que sí tienes algo que agregar o discutir, las puertas están abiertas para seguir conversando.

La fantasía no es solo escapismo, evalúa la realidad, nos pone en contacto con ella como cualquier otro género, evalúa las posibilidades desde el motor más grande que tiene el ser humano, la imaginación.

SI TE GUSTÓ ¡COMPARTE!

INFORMACIÓN

SUBSCRÍBETE

BOLETÍN PRÓXIMAMENTE

©El Vagante 2020 -2021. Todos los derechos reservados.

Build a free site - Check this