Arthur Rackham

El ilustrador infantil más famoso de la época victoriana

Arthur Rackham es una de esas personas que cualquiera que se interese en la literatura infantil debe conocer. Fue un ilustrador del final del periodo victoriano en Inglaterra, que hizo las delicias de la literatura de su tiempo con el acompañamiento de sus muy conocidas obras. 

En su época, la edición de los libros para niños floreció, pues en ese momento empezaron a ponerse en boga los títulos más conocidos aún hoy día, editados en pasta dura, con ilustraciones y decoraciones que hoy los hacen títulos de colección. Ejemplo de ello fueron las compilaciones reproducidas con más fuerza que desde su inicio de los Cuentos de Los Hermanos Grimm, el Peter Pan de J. M. Barrie, Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, o el extraño Rip Van Winkle de Washington Irving, todos ilustrados por él.

Rackham tuvo un estilo único y por ello estuvo asociado a gran cantidad de obras. Su estilo de dibujo, influenciado en parte por la obra de Dürer y Altdorfer, hacía que algunas ilustraciones de hecho tengan similitud con grabados, pues están hechos con lápiz y línea fina, suavizada con acuarelas de tonos apagados, en una forma similar a la que se llevaba a cabo en el Art Noveau, propio de la epoca tambien. Pero lo que más destaca es su estilo es su particularidad para representar mundos oníricos con detalles sombríos, como es el caso de la literatura de cuentos de hadas, que presenta las mismas características.

La presentación feérica que le da a gran parte de sus personajes tratados, es al mismo tiempo tosca para que no sea del gusto del público infantil, pero suave como para que no le asuste excesivamente. Gran parte de su obra está poblada por personajes mitológicos o folclóricos, como lo son las hadas, los duendes, los elfos, los trolls, o bien, representaciones de personajes medievales, como los caballeros de la corte artúrica, los guerreros y dioses de las Eddas de Snorri Sturlusson, o en último lugar, campesinos de la época, como en el caso de El Viento en los Sauces de Kenneth Grahame, o Rip Van Winkle de Washington Irving.  

Uno de los aspectos más relevantes de Rackham fue su poca resistencia ante temas, estilos o personajes que fueran difíciles de retratar, ya que gran parte de ellos a pesar de pertenecer al imaginario, o incluso casos donde nunca fueron tratados con anterioridad, no eran sencillos de componer. Otro punto importante a rescatar es que a pesar de que vivió en un momento de grandes cambios sociales, el espíritu de su ilustración permaneció inalterable, pues siempre mantuvo su arte próxima al espíritu inocente de los libros que fueron su predilección, a pesar de que por ejemplo permaneció trabajando durante la primera guerra mundial.

De alguna forma, ha llegado hasta nuestros días el espíritu de Rackham, ya que gran cantidad de ilustradores han mantenido su estilo de línea sencilla, colores pastel y retrato simple en sus propios trabajos, manteniendo el acercamiento ameno y bucólico cuando se trata de obras relacionadas al mundo de las hadas, o bien sombrío y tenebroso de los cuentos de terror, prestando atención a los bosques aterradores y sus recónditos escenarios. 

Arthur Rackham ha quedado para la historia como influencia de gran cantidad de la narrativa infantil hasta el día de hoy, pues de hecho, su genio produjo en la edad de oro de la literatura infantil ilustrada una marca que ningún otro ilustrador pudo superar, por el solo hecho de modelar en nuestra imaginación los mejores escenarios y personajes que se han hecho, en un entorno de ensueño e imaginación que deja obnubilados los sentidos, con sus colores suaves y sus formas sombrías e idílicas. 

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